Son
entes de noche, son miedos con nombre, mayúscula en vida y minúscula
en muerte. Se esconden al alba, con tus quehaceres, si pretendes
dormir, obvia a los menores. Esperan tranquilos, detrás de los
muebles con ganas de sustos, con ganas de verte. Si los ves no te
tapes, no quieren herirte, si no piensas en ellos se hacen mayores.
Pero no recordar que existen no debes, si temes su grito, su
seguridad crece. A veces en sueños nos dicen qué quieren, parar a
escucharles también lo merecen. Si ignoras el hecho de que sin
querer aparecen, aparecen más tarde, más oscuros, más fuertes.
Creer sus palabras es tu decisión, a menor atención, menos
solución. Inventamos a los fantasmas como simples espejismos, como
símiles de lo más profundo que hay en nosotros mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si te ha gustado ¿Qué opinas?