Si
antepusiese lo que deseara a todo,
entonces
surgiría un problema.
Sería
como erigir un castillo con seca arena.
Como
la anagnórisis de un Tiranosaurio y un Neandertal
en el lodo,
una
lucha entre dos extintos dentro de mi Aenema.
La rebelión de mis obreros contra
la reina (en primavera) en la colmena.
No soy ningún trágico héroe. De
ningún modo
sucumbiré a la tentadora salvación
de mi Anîma
pues no necesito Catarsis para
rehuir afrontar ninguna pena.
Mi dialogismo interno, mi pesimista
antagonista, mi apodo
no me obedece, y su antítesis me
quema.
Representa la extensión, vacía,
del interior de mi ballena.
Hacia el Discernere desciendo.
Comienza mi éxodo
desde la nesciencia al Logos,
mi Sana Mens es su emblema.
Desayuno sus rumores, peleamos sin
conciencia, conciliamos con la cena.