Entristezco
cuando pienso que el tiempo no va a parar,
porque
a veces no se cómo bien lo aprovechar.
Todo
en esta vida encamina a madurar,
pero
echo de menos mi infancia,
nunca
lo podré evitar.
Aprovecho
los segundos que rápidos se desintegran,
porque
esta ajedrez de infinitos movimientos
no
me deja rectificar.
El
jaque mate final llega para todos por igual,
sin
embargo no entendemos que lo mejor siempre es jugar.
Los
caballos, los alfiles, los reyes y los peones,
no
se rinden en partida, tan sólo hay una sola.
Estrategia
del más hábil, veloz, la del mejor,
condicionará
al tablero, tablero del jugador.
Fingimos
muchas veces que queremos lo contrario,
pero
nunca entenderemos lo más puro de un abrazo.
Siempre
quiero encontrar todo, como buen indagador,
muchas
veces se me olvida apostar por el amor.
No
sin agua el árbol vive, ni sin flor habría miel,
ni
la luna nunca brilla sin la luz que el sol desprende.
Dicha
luna a veces siente que no brilla con luz propia,
pero
he de decirte algo, el sol darle luz adora.
Un
espejo no refleja más que lo que ve delante,
sin
embargo dicho espejo es feliz imitándote.
Si
lo rompes, no hay problema, te digo la solución,
piensa
que es reconfortante a veces pedir perdón.
Lluvia
nace del amor entre dos nubes, que chocan,
que
gritan al aire lo que sin verguenza sienten.
Gotas
que rápido caen, abstractas, dispares,
finalmente
en un instante se fusionan en los mares.
Lo
más seguro es que pienses qué culpa tienen las aves,
que
volando por el cielo observan el paisaje,
de
sentirse orgullosas por tener tan buen plumaje.
No
es soberbia, ni avaricia lo que siente algún gorrión,
sólo
quiere en la mañana cantarte una canción.
Alza
arriba la cabeza cuando encuentres el amor,
no
todos sienten lo mismo (los hay sin corazón).
Mucha
gente se pregunta: ¿porqué me está pasando ésto?
y
les digo con voz clara que no están del odio exentos.
Muchas
noches en la vida nos acecha la inseguridad,
solamente
ten bien claro el valor de la bondad.