Sólo una eternidad.
Sólo un segundo.
- ¡Maldigo el
día en el que viniste a mi mundo!
Acto seguido abrió
los ojos y se vió a sí mismo frente al espejo sentado en el suelo
con los ojos negros, la cara enfadada, las venas del cuello
hinchadas, palpitantes y frenéticos latidos del corazón y la mente
sintió, la mente sin alma, el alma sin corazón, su reflejo sin
palabras y sin palabras se quedó allí durante más de dos horas,
reflejándose en aquel espejo acalado y expectante, en el cuál nunca
se había reflejado de esa manera, ni siquiera tras una de sus
habituales resacas.
Pasado ese tiempo
se levantó, se sacudió las perneras intentado mantener la
compostura aún reflejado el gesto de ira en su mirada, y salió de
la habitación caminando hacia atrás lentamente.
Pensó qué sería
aquél sér. Pensó si ése ser sería sí mismo. Pensó si sabría
si le estaba observando sin ni siquiera saber qué hacer. Pensó
incluso en hablar con él. De repente notó que su reflejo estaba
petrificado, congelado tras el espejismo de no reconocer su simismo,
con una mirada perdida en su cara y un gesto de indiferencia
absoluto. Mientras la figura seguía en su misma postura, figuró que
su postura no importaría, entonces se sentó a observarla,
preguntándose cuándo se movería.
- Tal vez sea
un eco de mi pasado que ha vuelto para atormentarme o tal vez la
sombra de mi caja fuerte, que de tanto tiempo haber estado cerrada,
haya explotado por haberse sentido encerrada. Tal vez sea un sueño
y algún día me despierte o puede que este sueño transcurra
lentamente, sin tiempo, sin prisa, en el cual muero lentamente. Lo
siento, lo noto, ésto es un ser maligno, insidioso. ¿Será alguien
ya muerto, tal vez aburrido, que quiera ser bueno y se porte bien
conmigo o será algún extraño que querrá recuperar lo que de
joven sintió caminando junto al mar?. No sé lo que quiere, no sé
qué es mejor, si gritarle te odio o sucumbir al dolor. No debo
rendirme, no podrá conmigo, soy más fuerte que el viento, cuando
sopla en otoño y los árboles arranca, firme y seguro. Le venceré,
Lo juro.
Parpadeó el
espejo, lo vió. Se puso de pié con temblorosas rodillas. El miedo
volvió, ésta vez con motivo, y no dudo en preguntar si lo visto
había sucedido. El ser se movió, esta vez para hablarle, pero su
cara ya no era la misma, dibujaba una sonrisa diabólica y orgullosa,
la Giocconda de su interior, cristalizada en aquel inservible espejo
de cristal. Cristal en su intestino, cristal en el horno de su
mirada.
Le miró fijamente a
los ojos y le habló.
- Soy tú, soy
tú mismo, soy to ego y tu oscurantismo. En un mismo reflejo, sin
miedo al destino, soy tu pasado, presente y futuro. Soy lo que fuiste
una vez y perdiste por tonto, no quiero matarte, quiero recuperar lo
perdido, despacio, feaciente y soñar otra vez lo que sueña la
gente. Soy un híbrido, soy un espacio y un tiempo, un antes y un
después en tu forma de ser tímido, soy lo nuevo ergo vengo a
librarte de tu carga personal, no tendrás más preocupaciones,
conmigo no serás, sólo yo seré yo mismo, ahora no te necesito,
vine para quedarme y de eso serás testigo. Tus neuronas y tus sueños
me pertenecen ahora, son recuerdos que sin tí estarán vacíos.
Vengo de un mundo, hace mucho tiempo, un mundo pasado carente de
aliciente. Éste es mi mundo ahora y renuncio a vivir oculto, nunca
más, tras tu sombra y reflejo, tras borrachera y castigo. Escucha
atentamente lo que te digo: he venido a buscarte y te voy a
encontrar, persisto, insisto en que me voy a quedar, y no haré que
sufras, eso te lo prometo, no quiero ver sufrir a mi hermano gemelo.
Te quiero y lo siento, pero son muchos años viendo cómo cuando el
jaque mate suena tu rey se desploma en el tablero. No sabes jugar a
ganar, siempre perdías, lo sabes, lo intentas y sin querer te
pierdes. Perderás el tiempo intentando arreglarlo, yo soy yo, sin
dobleces ni trucos falsos, ni Harry Houdini ni Garry Kasparóv te
ayudarán a derrotarme, ahora, por primera vez oigo mi voz. Es más
fácil si te rindes ahora, esta lucha será árdua y sólo habrá un
vencedor, no quiero que pienses que no te tengo cariño, siempre a tu
lado, sacándote de apuros, como la vez que mentiste. Fuí rápido,
arreglé tus errores, descuidos, palabras que sin querer pensé que
pasaron por tu mente y mintieron en tu boca, lengua y dientes. Las
veces que padre te dijo lo siento tras una paliza estando borracho,
sin mí aquí no estarías, te dí fuerza, te dí abrazo, lo viví a
tu lado siendo nada, y ahora te miro y me veo algo. No fuí sino tu
alma reflejada en el espejo, con perfecta mímica siguiendo tus
pasos, no fuí sino ganas de alcohol gritando en tus labios, tú
hablas, yo escucho, el omnisciente tú que irrumpe por capricho, con
voz esta vez y voto en tu mente, neuronas chocando y ardiendo
violentamente. Vigila tus pasos, te observo atentamente.
Una lágrima en sus
ojos gritó sólo en un segundo el ruido de una cascada durante toda
una eternidad.