Heme
aquí, en el puente,
observando
el río,
que
pasa, tranquilo,
con
el agua del deshielo.
Heme
aquí, relajado, impaciente,
lleno
de agua y de aire vacío.
Cosiendo
con hilo
pingajos
de nubes del cielo.
Heme
aquí, calado, consciente
de
que el aire que respiro no es mío.
No
te dirán las aguas del Nilo
que
la lluvia es su gran anhelo.
Heme
aquí, Hemando, ardiente,
derritiendo
inviernos, olvidando su frío.
De
la navaja de Ockham, su filo,
es
de lo que menos me fío, ni un pelo.