El
sueño es realidad para unos.
La
vida, incoherencia para otros.
Despiertan
éstos, en la vida, para soñar
y
cuando duermen no sueñan, sino que viven.
Son
inmortales sus vívidos sueños
vividos
(en vida) y no soñados,
soñando
con dormir para poder vivir.
Lo
es, un sin vivir para el soñoliento.
Encuentras
entonces una frontera
entre
lo vivido en sueños y lo soñado en vida,
difusa,
frustrante, alienígena y nublada,
la
paradoja del mundo que ha sido despertada.
Los
sueños soñados, soñados sueños fueron
y
la vivida vida, vida vivida fue.
¿Cómo
saber si vivimos verdaderamente
y
si lo real en realidad es tan sólo aparente?