31 may 2013

Oda al viento

Las ramas del árbol formaban un beso,
un beso en el aire 
sin miedo al destino.
Temía sus miedos que aún escondidos
rompían su alma
con garras de anhelo.
Perfecta la camisa planchada en el armario
corbata y zapatos
de oscuro engaño.
Recogió del viento ese beso impregnado
que después de un tiempo
se volvió silencio.
Silencio en el armario,
en el bosque
y en el camino.
Ese bosque que antaño
guardó sus amoríos.
Rasgado el pecho y sus entrañas 
voló tras las ramas 
que ahora le roban
el más antiguo de todos sus recuerdos.

La gran selva

Siempre a sí misma
 se sirve la selva de savia con rabia
 de los árboles frutales y de los recovecos
 convexos de los troncos retorcidos del suelo,
 que nunca conocidos,
 conocen ahora
 las sinmieles sinuosas pendientes de un hilo.

29 may 2013

Ya verás, ya.

¿Has visto?. Verás...
Si no lo has visto, callarás sin saberlo sabiendo que hubieses podido saber que a sabiendas no lo hubieras visto.
Tendrás que entender que lo entendido es lo que otros no entenderán por querer tener lo ya habido.

Mas sin orden...

Sentía cómo
poco a poco
se dilataban sus pupilas
y veía quizás un poco mejor su desordenada habitación.
Se levantó y se frotó los ojos llorosos
mientras el parqué crujía bajo sus dedos
e incluso después de todo,
sus ojos no se daban cuenta
de que el orden nunca había reinado su casa,
después de todo,
su vida no lo había necesitado.

28 may 2013

Detrás.

Detrás de cada puerta, de cada muro, detrás...
Detrás de cada persona, de cada rumbo, detrás...
Detrás de cada paso, de cada burdo humor, detrás...
Detrás de cada gota, de cada hueso, detrás...
Detrás lo buscó, pero no lo hallaba nunca.
Detrás...
 Urdió los nuevos caminos tras las falsas huellas ahora inexistentes, 
pero que en algún tiempo fueron encontradas. 
Después de todo,
 detrás de un detrás
 siempre hay una palabra retrasada,
 como el uno que se ríe desde su posición más elevada.
Aunque lo extraño de estos casos es que nunca se adelantan,
 pues se pierden en la más infinita de las ignorancias.

...arderá.

Arde.
 Está ardiendo lo que debe arder.
 Y sólo lo que así debe ser, así simplemente será.
 El tiempo marca la pauta.
 Esa misma que no dista mucho de lo que uno cree que bastaría 
para hacer arder lo que debería arder como es debido.
 Arde.
 Y hará que de una vez por todas,
 torne a cenizas
 lo que el tiempo alguna vez emanó.