22 mar 2014

Con consentimiento, sin sentimiento.

Ella consintió sin querer un insulto,
acto seguido le concedió un contraproducente indulto.

Ella soñaba, consciente, aunque frustrada,
con playas de otros mundos, con sus aguas ser abrazada.

Él consintió que un Tsunami de ira pudiese
arrastrar de su playa lo que le hiriese.

Así, sin capacidad de culparse por sus actos
se fué desviando de los habituales caminos rectos.

Ella hubiese consentido incluso vivir menos
si de su mente hubiesen desaparecido los recuerdos obscenos.

La sangre consiente el dolor a la herida
por ser la puerta con el cartel de salida.

19 mar 2014

La última vez inadyace a la penúltima.

Entre una idea y un acto hay un pequeño trecho,
a lo no hecho también hay que echarle pecho.

A veces nos perdemos en la oscuridad de una mirada
pero luego, sin querer, perdemos todo apostando por nada.

Se nota en tan sólo un segundo cuándo hay complicidad,
sobre todo si una sonrisa aumenta la intensidad.

Un recuerdo perdura cuando lo cuidas como a un tesoro.
Unos ojos, unos labios...el momento supera el aforo.

Pupilas que gritaron lo que no me atreví a decir,
dejad que ahora mis manos decidan cómo escribir.

13 mar 2014

Arde Uganda!

Uganda está en llamas,
en llamas de guerra.
¿Qué en tu cabeza tramas
y qué plantas en su tierra?

El fuego que hizo gritar
a alguien por su condición
es el mismo que hace calentar
la furia de mi opinión.

Opino que todo Holocausto
comienza con una rendición,
primero te roban lo justo
y después el corazón.

A través de la diplomacia
se consiguen muchas cosas,
el problema es la astucia
de las espinas de las rosas.

Ni mañana ni con viento
cambiará esta situación.
- He de matarte, lo siento.
Arderás por maricón.

Honestidad ante todo.

Una persona que inténta imponer su religión
no querrá ni oír hablar de tu diferente visión.

Ni una persona enferma de egoísmo y avaricia
cesará de apostar a que el poder no vicia.

Una persóna que ama haber nacido
jamás te dirá que se arrepiente de haberte conocido.

Inventámos a los demonios y a los ángeles como espejismos,
como símiles de lo malo y lo bueno que hay en nosotros mismos.

¿No es cierto que a veces algo turbio ronda nuestra mente
y nos planteamos si el pensarlo nos convierte en dementes?

Hay gente que crée en el destino, otros créen en el amor,
honestamente creo que es la misma mierda con diferente color.

Todo o Nada.

Lo mucho cansa y lo poco
no alcanza.
Lo pequeño se minusvalora y lo grande
se sobrevalora.
Lo lógico es relativo y lo absurdo
intrascendente.
Las consecuencias se asumen y las opiniones
se debaten.
Los amores se desenamoran y los amigos
se revalorizan.
Las trompetas trompetean y las incubadoras
incuban.
El ajedrez echa humo y el rey se esconde
tras los peones.
La inteligencia se usa y la ignorancia
se refuta.

Tormenta del desierto.

Enturbia la calina la transparencia del aire
rozando el límite de la opacidad.
Ruge la pólvora, coagulada sangre, distraída.
¿Gastar saliva para no ser escuchado
o tatuar papel para no ser leído?
La primera se deshace, la segunda recuestiona lo sabido.

Toma la palabra, rescata su integridad,
devastado terreno de Comitatus de lealtad
que define el sentido de nuestra piadosa humanidad.
Cuerdas vocales calientes e intenciones decentes.
Ni una palabra que no merezca más la pena escuchar
que el ruidoso silencio del proceso de pensar.

Detente. Sé paciente,
que tu argumento se desligue de tu boca contraproducente.
Inmortal arena del coliseo cerebral
que discrimina de tu finito la fuerza espiritual,
te llevará lejos admirar el espejismo de tu desierto
siempre y cuando sepas seguro que ese espejismo nunca es cierto.

2 mar 2014

Por poder...

Podríamos hablar del tiempo
o tal vez del viento.

Podríamos hablar de Saturno
o tal vez del olvido.

Podríamos hablar de pasiones
o tal vez de algonías.

Podría ignorar que la vida se acaba
o contar las horas que me permitiera aún respirar.

¿Podrías contemplar las estrellas
sin compararte con ellas?

¿Podría el sol arder con la misma pasión
que siente la tierra con cada rotación?

¿Podría un minuto equipararse a la eternidad,
sin contexto, sin co-texto, sin pretexto, sin deidad?

¿Podría un prejuicio, libre de ira,
no depender de los ojos del que mira?

No podría el río diferir del mar.
La esencia es la misma, la diferencia es la sal.